Esa asignatura que
nos acompaña allá donde vamos. Siempre la encontramos en todos los
cursos. Desde que empezamos en primaria hasta que acabamos la
secundaria. Si elegimos seguir estudiando y escogemos alguna rama
relacionada con las ciencias (ya sean puras o sociales), allí
estarán. Si acabamos estudiando una carrera de ciencias, seguro que
las tenemos a nuestro lado.
Muchos odian las
matemáticas argumentando que “son difíciles”, “son aburridas”
o, però aún, que “no sirven para nada”. Pero, si así fuese, es
decir, si no sirvisen para nada, ¿por qué están incluidas en
cualquier plan educativo desde su inicio hasta el fin? Las
matemáticas SÍ SIRVEN, para TODO. De hecho, nos ayudan a
interpretar nuestro entorno. Podríamos llegar a decir que son el
lenguaje de la naturaleza. La ciencia, traduce el comportamiento de
la naturaleza, lo cuantifica y realiza predicciones precisas sobre el
mismo A TRAVÉS DE LAS MATEMÁTICAS.
Por lo tanto, son
importantes, pues dependemos de ellas y no, no son aburridas. Plantean retos cambiantes donde deberemos superarnos a
nosotros mismos y abrir nuestra mente a diferentes procesos y
estrategias para resolver los enigmas que se nos plantean, como cualquier juego que se precie.
No voy a mentir
diciendo que son “fáciles” o que no son “difíciles”. No
seria correcto, pues fácil y difícil, son dos conceptos relativos. Como en muchos aspectos si estamos
entrenados y acostumbrados a usarlas, no las veremos difíciles.
Claro es que existen diferentes niveles, pues no utliza los mismo
conceptos matemáticos un astrofísico que un conductor de autobús.
Pero las herramientas que
utilizan siguen exactamente la misma lógica. Lo
único que difiere es el problema que deben resolver cada uno de
ellos, sea optimizar la ruta del autobús o determinar la posición
de un planeta hasta ahora desconocido. Cada problema, requerirá de
unas herramientas diferentes, pero estas seguirán los mismos
principios matemáticos.
Dénle a las
matemáticas la importancia que merecen! Aprendan, disfruten de ellas
superando retos, aplíquenlas en su día a día (más de lo que ya lo
hacen). Si tienen hijos, hablen con ellos sobre ellas. Quizás les
ayuden a aprender o, mejor aún, aprendan cosas junto a ellos.
Aprendan de sus hijos y de ustedes mismos, de cómo són, de cómo
pueden mejorar, de cómo pueden ser más felices de lo que ya son. Si
tienen alumnos, motívenlos con las matemáticas. Hagan que se
sientan importantes con ellas, que se superen, que se sientan capaces
de hacer cualquier cosa, que sepan que pueden resolver muchos
problemas y conflictos a través de ellas, que pueden superar los
retos que se les planteen.
Si no hacemos esto,
si dejamos que las matemáticas continuen precibiéndose como algo
“aburrido”, tedioso, difícil y sin utilidad, la sociedad en la
que vivimos no evolucionará, no mejorará, quedará estancada y sin
futuro.
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